lunes, 16 de febrero de 2009

8.COMO SER UNA BUENA MASAJISTA

El masaje infantil ayuda a relajar a los niños, a que su organismo sea más resistente, contribuye a que el sueño sea tranquilo y a tener un desarrollo mental positivo. Además, el contacto con la piel de mamá o papá y la del bebé contribuye a fortalecer los lazos afectivos y la comunicación entre padres e hijo.


Otro de los beneficios del masaje es que en el futuro, el bebé es capaz de realizar movimientos corporales más fluidos, madura su sistema nervioso, tiene mayores defensas contra las enfermedades, favorece la circulación sanguínea del bebé, su digestión mejora, entre otros.


Cuando los bebés reciben el masaje sienten una sensación muy agradable porque, además del contacto con otra piel, tienen experiencias a través otros sentidos como la audición, del olfato y de la visión.


Es bueno que el masaje sea parte de una rutina diaria, así el niño sabrá que, por ejemplo, después de bañarlo y antes de vestirlo, el padre o la madre le dará ese masaje tan esperado que para él significa una placentera experiencia. La mayoría de los bebés disfrutan el contacto físico.
Los masajes para bebés de cualquier edad, incluso recién nacidos, deben ser con delicadeza sobre una superficie suave, como una cobija o almohada. Si el bebé está enfermo o ha tenido una cirugía reciente se debe evitar esta actividad.


Es fundamental que la persona que dará el masaje esté relajada, que asigne un espacio de tiempo especial para dedicarlo a esa actividad, sin que sea interrumpida. El adulto le transmite su tranquilidad al pequeño.


Se sugiere que durante la sesión de masaje se pongan melodías agradables como la música clásica para relajarlos a ambos.


Además es recomendable mantener al bebé abrigado, cubriendo las partes del cuerpo que no se frotarán.


Antes de comenzar la rutina de masaje, se debe tener en cuenta que las primeras veces tal vez no será fácil porque el adulto tocará algunas partes del cuerpo que el bebé no está acostumbrado a que le toquen.


Se puede empezar poco a poco considerando ciertas condiciones como que el pequeño no tenga hambre o sueño, que no esté muy cansado, que no acabe de comer, que el clima sea agradable, por ejemplo, en verano la rutina de masaje se puede hacer en el jardín y al final dejarlo unos momentos bajo el sol.

También es importante, al iniciar el masaje, dirigirse y hablarle con ternura al bebé y sonreírle para estimular sus sentidos y hacer que se sienta más cómodo.


Si el bebé desea moverse en diferentes posiciones, hay que dejar que lo haga.


Por ejemplo, si el bebé es recién nacido, es elemental el contacto de la mano del adulto con la piel del pequeño, hay que permitirle que sienta las manos en todo su cuerpo, acariciarlo, sobarlo y luego, con el paso de los días se puede aumentar la presión para convertirlo en un verdadero masaje. Si el cordón no se ha caído, se debe evitar tocar su vientre. Las sesiones durarán unos minutos y con el tiempo se puede incrementar la duración.


Primero, el adulto se debe sentar en el suelo con las piernas estiradas, la espalda recta y los hombros relajados. Cubriendo las piernas con una toalla, tomar al bebé sin ropa y acostarlo sobre la toalla en una posición en que los dos se puedan mirar.


Es bueno aplicar una pequeña cantidad de crema, aceite sin olor para bebés o aceite natural (almendras) para lubricar su piel y que las manos corran suavemente. Con el tiempo, el bebé asociará el aroma agradable con el momento del masaje. Es recomendable entibiar el aceite antes de aplicarlo al pequeño y siempre hacer presiones suaves mientras se masajea al bebé.


Los movimientos deben hacerse con firmeza, siempre de dentro para fuera y del centro para las extremidades o de abajo para arriba. Del lado izquierdo al derecho, y a un ritmo lento y constante, moderando la presión de los dedos según la zona del cuerpo del pequeño.


El masaje se puede empezar por el pecho, deslizando las manos del centro para los lados. Primero el izquierdo y después el derecho.


Después del pecho, masajear los brazos, girando al bebé de lado, sujetándolo por el hombro y haciendo movimientos (con la otra mano) del hombro hacia el pulso, manteniendo siempre un ritmo constante.


Al masajear las manos, se debe estirar suavemente cada dedito. Y lo mismo con los dedos de los pies.


Luego, situar una de las manos del adulto en la altura del estómago del bebé y deslizarla bajando en dirección a la tripita como si estuviera vaciándola. Se deben alternar los movimientos con una y con otra mano. Si el pequeño tiene problemas de gases, el masaje le ayudará a eliminarlos.
Si el bebé no es tan pequeño, se le puede dar la vuelta a su cuerpo y darle un masaje en la espalda, siempre de la parte central a las laterales. Él lo agradecerá con balbuceos y grititos.
Una manera ideal de concluir el masaje es con un baño tibio.


Dar masajes es una actividad muy sencilla y fácil de realizar que al mismo tiempo trae consecuencias positivas para el bebé y la relación de los padres con él. Se puede aprovechar ese tiempo para compartir con los pequeños un momento especial en el día que a la larga los beneficiará a ambos.


Ser una buena masajista requiere de tiempo y paciencia, poco a poco se irá conociendo el gusto del bebé y al mismo tiempo, el pequeño conocerá el masaje, lo aceptará y lo disfrutará.


No hay comentarios:

Publicar un comentario